Abrió los ojos y vio el mundo, se sintió sola, y cerró sus manitas, armando sus tiernos y pequeños puños, para protegerse agarrándose de sí misma. Quedó en evidencia que era mujer. Hacía siete días había llegado al planeta tierra.
Microrrelato
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Al escritor René Rebetez, En memoria En el Jardín del Caribe –así llamaban a la isla Providencia y Santa Catalina–, al fin hallé esa página de mármol arrullada por el verdor perenne de la hierba, a la orilla de la inquieta eternidad del mar. En medio de la plácida […]